Secuestro


“La noticia por antonomasia es la denuncia”

 
Corría el año de 1997, la situación que prevalecía en Cuernavaca era de zozobra, aquellos empresarios que habían sufrido en carne propia la privación ilegal de la libertad contaban cosas tremendas de su cautiverio y la autoridad se encontraba dando palos de ciego a diestra y siniestra.



Por un lado, un procurador general de justicia que tenía que hacer frente a sus múltiples problemas personales primero y por el otro, un secretario general de gobierno que creía que la sociedad de la “Eterna Primavera”, era la misma de cuando él se paseaba afuera del restaurante “Burger Boy”, en el hoy viejo Edificio “Las Plazas”, frente a la “Plaza de Armas” de esta ciudad capital.



Los secuestros se contaban por decenas-como actualmente sucede-y desde el Palacio de Gobierno no se alcanzaba a vislumbrar la magnitud del hartazgo de la población. A la presión ciudadana de esa época se le respondía a través de periodicazos y los interlocutores gubernamentales con las distintas áreas de la sociedad no se veían por ningún lado. Todo se descalificaba, todo era menor, todo se exageraba, así se afirmaba a través de los boletines de prensa que salían de las plumas más influyentes al servicio del gobernante en turno.



Hubo en esa aciaga época más de doscientos secuestros. De los más sonados fueron los de prominentes empresarios, pasando por niños, niñas y uno qué otro líder social. La mafia del secuestro no perdonó a nadie y menos cuando se corroboró que desde las oficinas del director de la policía judicial, se protegía a bandas de secuestradores.



Uno de aquellos secuestrados ahora es notario. Gerardo Cortina Mariscal fue secuestrado en las afueras de la UAEM en 1997 cuando iba a estudiar por la mañana-tarde la carrera de derecho. Su madre, también notario-en Morelos se acostumbra heredar o presionar para tener cuando menos una notaría más por familia-recibió la visita del gobernante en turno y éste le habría dicho que no se angustiara, qué lo más que le iba a pasar a mi tocayo, era que le harían comer a fuerza algunas latas de atún y seguramente en unos días más lo regresarían sano y salvo, por supuesto a cambio de que la familia pagara el rescate. Así sucedió al final.



Hace unos días nos enteramos que el notario Eduardo Menéndez había sido raptado. Debo de reconocer que quedé estupefacto al saber la noticia, parecía pues, que aquellos años 1996-1998 se estaban repitiendo. Parece pues, que al gobernador actual la vida le está cobrando algunas facturas pendientes en su poco claro actuar como “impoluto” líder de aquel “Frente Ciudadano Morelense” en contra del secuestro. Pareciera que la historia se estuviera remasterizando-término actual poco entendido-en Cuernavaca y que poco faltaría para que la sociedad se vuelva a organizar para manifestarse en contra de la inseguridad galopante.



Como en aquellos años aciagos ya se sabe de varias familias que emigran a otras latitudes. En 1996-1998 los Rodríguez-Vizcarra se fueron, también lo hicieron los Sánchez, los Orraca, los Ortiz, etc., ahora ya se habla una vez más de muchas familias qué quedarán desintegradas porque la madre y los hijos huyen de la barbarie y dejan en Cuernavaca al padre haciendo frente a los negocios que tanto esfuerzo a costado.



Como en aquellos años, el secretario de gobierno minimiza la situación. El ingeniero Messeguer declaró que el asunto de la inseguridad estaba exagerado y quienes así lo veían, a lo mejor y tendrían algún avieso motivo en contra del gobierno y el gobernante actual. Bueno, llego al exceso de afirmar que mandarían una carta al Departamento de Estado de la Unión Americana para que sacaran a Morelos de la lista negra de lugares que no deben de visitar nuestros vecinos del norte. ¿Cómo la ve?



Y como contestación la mafia le respondió, solo el día lunes, con más de siete homicidios, además de levantones y extorsiones al por mayor. Ya es “vox populli”, que existen más de catorce secuestros en este momento y que pudiera ser que un fedatario público más estuviera raptado.



El secuestro le costó el gobierno a Jorge Carrillo Olea, el narcotráfico puso a Sergio Estrada en la picota, a punto de ser desaforado y defenestrado como gobernador, Marco Adame perdió el rumbo del gobierno-nunca lo tuvo-cuando a su secretario de seguridad lo relacionan con Arturo Beltrán Leyva y todo parece indicar que al gobernador actual el secuestro lo puede meter en una dinámica de desgaste público exponencial.



JABONAZO

No tenemos procurador de justicia de nueva visión y nos enteramos que el subsecretario de seguridad pública, José L. Martínez González, ya renunció. ¿Esta es la nueva visión? Mejor me quedo ciego.





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