No entiendo el por qué de cada vez que una administración gubernamental importante inicia sus actividades se pone alguna meta mínima para alcanzar ciertos objetivos. Así observamos como el país más poderoso del planeta, su Presidente, se puso como meta los primeros cien días de su administración para lograr algo que hasta ahora los propios estadounidenses no entienden y poco les importa. Así que, resulta que éstos primeros cien días solo han servido para señalar los posibles errores que Barak Obama haya cometido, sin que algunos de ellos hayan sido tan lamentables que sugieran siquiera que éste hombre de color deje la presidencia de los Estados Unidos. Lo más delicado que no ha logrado-desde mi muy humilde punto de vista-es el cierre de la cárcel de Guantánamo, Cuba y la salida total del ejercito americano del territorio Iraquí y Afgano.
Aquí en Morelos las cosas no son del todo diferentes, aquí el Doctor Adame no se puso éste mínimo de tiempo para lograr algunos cambios en su gobierno, dado que el proviene del mismo partido político que gobernó-desgobernó-ésta parte de la República Mexicana, en teoría tenía que ser respetuoso de la estrategia que el mecánico cachondo-y ahora millonario-le había dejado, no obstante que dicho proyecto estuviera lleno de actos de corrupción y de una ineficiencia rampante. El gobernador Adame no le apostó a los cien días para poner en orden el gobierno heredado de uno de los gobernantes más corruptos que haya tenido Morelos, nunca quiso-o no lo dejaron-exhibir las corruptelas de Estrada Cajigal y el séquito de sinvergüenzas que le metieron la mano duro y bonito al erario público, eso habría ayudado con mucho al gobierno de Marco Adame, tal vez, a lo mejor, hasta se hubiera podido palear el gravísimo problema del narcotráfico que lo dañó tanto en estos últimos meses.
Así que ahora, el gobernador anuncia nuevos cambios en su gabinete, la presión que siente desde el PRI es cada vez más fuerte, el haber tratado de jugar a las vencidas con ese partido lo está dejando en una posición de indefensión y tiene forzosamente que ofrecerle un cogobierno a los priistas éstos últimos dos años. Lo grave del asunto es que se observa con claridad que los tricolores quieren “todas las canicas”, en éste juego, el PRI quiere y exige la salida de Adame y además no está en el ánimo de muchos de los líderes de ese partido el respetar el famoso “derecho de silla” a favor de los panistas. Los cambios son inminentes.
Y como si esto fuera un juego, los azules le están apostando a debilitar a Manuel Martínez Garrigos, sin haberse dado cuenta que cada vez que lo atacan, ya sea abiertamente o a través de algún movimiento dizque ciudadano, lo hacen más fuerte. Los misiles que mandan hacía la figura del Alcalde de Cuernavaca, son exponencialmente redirigidos por el PRI hacía Marco Adame, quien ya no ve lo duro sino lo tupido. Cada ocasión que alguno de los lideres del PAN en Cuernavaca o su líder estatal, salen a los medios a atacar a Martínez Garrigos, de inmediato viene una andanada mayor desde el congreso federal y desde el Palacio de Bucareli una llamada de atención al panismo local.
Manuel Martínez Garrigos tendrá que hacer cambios en su gabinete, es normal que un Edil entrante de otro partido distinto al que gobernó cuando menos los últimos tres años los haga. Es usual que el desgaste de un gobierno municipal se dé en los inicios y al final de la administración. Los compromisos que Manuel adquirió con su partido empezaran a concluir y vendrá gente nueva que oxigene a la administración de Cuernavaca. Cien días no son siquiera el diez por ciento de una administración municipal, no anticipemos las cosas.
No debe de olvidarse que el PAN no actuó como el PRI lo hacía en sus épocas de gobierno, existen actualmente más de doscientos puestos de confianza que siguen manos de gente identificada con Acción Nacional y que obstaculizan la labor de ésta nueva administración.
Dejemos que los cambios en los gabinetes de Adame y de Martínez Garrigos hagan su efecto. Esperemos que tanto uno como el otro seleccionen bien a quienes los van a acompañar como su gente más cercana en el gobierno.
Alguien tiene que recordarle al PAN que volvieron a ser oposición en éste estado y que todo lo que ellos hagan o dejen de hacer a favor de la administración municipal de Cuernavaca se les revertirá a favor o en contra.
JABONAZO
Uno de los cambios que se ven inminentes es el de Jorge Morales Barud. Lastima, es de los poco que vale la pena. El notario habrá ganado una más.
Aquí en Morelos las cosas no son del todo diferentes, aquí el Doctor Adame no se puso éste mínimo de tiempo para lograr algunos cambios en su gobierno, dado que el proviene del mismo partido político que gobernó-desgobernó-ésta parte de la República Mexicana, en teoría tenía que ser respetuoso de la estrategia que el mecánico cachondo-y ahora millonario-le había dejado, no obstante que dicho proyecto estuviera lleno de actos de corrupción y de una ineficiencia rampante. El gobernador Adame no le apostó a los cien días para poner en orden el gobierno heredado de uno de los gobernantes más corruptos que haya tenido Morelos, nunca quiso-o no lo dejaron-exhibir las corruptelas de Estrada Cajigal y el séquito de sinvergüenzas que le metieron la mano duro y bonito al erario público, eso habría ayudado con mucho al gobierno de Marco Adame, tal vez, a lo mejor, hasta se hubiera podido palear el gravísimo problema del narcotráfico que lo dañó tanto en estos últimos meses.
Así que ahora, el gobernador anuncia nuevos cambios en su gabinete, la presión que siente desde el PRI es cada vez más fuerte, el haber tratado de jugar a las vencidas con ese partido lo está dejando en una posición de indefensión y tiene forzosamente que ofrecerle un cogobierno a los priistas éstos últimos dos años. Lo grave del asunto es que se observa con claridad que los tricolores quieren “todas las canicas”, en éste juego, el PRI quiere y exige la salida de Adame y además no está en el ánimo de muchos de los líderes de ese partido el respetar el famoso “derecho de silla” a favor de los panistas. Los cambios son inminentes.
Y como si esto fuera un juego, los azules le están apostando a debilitar a Manuel Martínez Garrigos, sin haberse dado cuenta que cada vez que lo atacan, ya sea abiertamente o a través de algún movimiento dizque ciudadano, lo hacen más fuerte. Los misiles que mandan hacía la figura del Alcalde de Cuernavaca, son exponencialmente redirigidos por el PRI hacía Marco Adame, quien ya no ve lo duro sino lo tupido. Cada ocasión que alguno de los lideres del PAN en Cuernavaca o su líder estatal, salen a los medios a atacar a Martínez Garrigos, de inmediato viene una andanada mayor desde el congreso federal y desde el Palacio de Bucareli una llamada de atención al panismo local.
Manuel Martínez Garrigos tendrá que hacer cambios en su gabinete, es normal que un Edil entrante de otro partido distinto al que gobernó cuando menos los últimos tres años los haga. Es usual que el desgaste de un gobierno municipal se dé en los inicios y al final de la administración. Los compromisos que Manuel adquirió con su partido empezaran a concluir y vendrá gente nueva que oxigene a la administración de Cuernavaca. Cien días no son siquiera el diez por ciento de una administración municipal, no anticipemos las cosas.
No debe de olvidarse que el PAN no actuó como el PRI lo hacía en sus épocas de gobierno, existen actualmente más de doscientos puestos de confianza que siguen manos de gente identificada con Acción Nacional y que obstaculizan la labor de ésta nueva administración.
Dejemos que los cambios en los gabinetes de Adame y de Martínez Garrigos hagan su efecto. Esperemos que tanto uno como el otro seleccionen bien a quienes los van a acompañar como su gente más cercana en el gobierno.
Alguien tiene que recordarle al PAN que volvieron a ser oposición en éste estado y que todo lo que ellos hagan o dejen de hacer a favor de la administración municipal de Cuernavaca se les revertirá a favor o en contra.
JABONAZO
Uno de los cambios que se ven inminentes es el de Jorge Morales Barud. Lastima, es de los poco que vale la pena. El notario habrá ganado una más.
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