A finales del año pasado uno de los tres diarios importantes de ésta entidad federativa cabeceó a ocho columnas que un notario público y un diputado local podrían estar inmiscuidos en los ilícitos negocios que el súper-narcotraficante Alfredo Beltrán Leyva tendría en Cuernavaca. Se habló específicamente de desarrollos inmobiliarios, bares y discotecas en donde el crimen organizado habría invertido cantidades millonarias. El Diario de Morelos fue cuidadoso en no llamar por su nombre a éstos dos personajes, de lo que no ha sido cuidadoso-porque seguramente cuenta con copia de la indagatoria-es de echar a andar a la opinión pública con respecto a ello, es más, no ha dudado en entrevistar a importantes políticos actuales que ya le pusieron una vez más “el cascabel al gato” sin dar por el momento algún nombre.
De inmediato hubo un diputado que alzó la mano aseverando que él no estaba inmiscuido en el álgido asunto. Javier Estrada, representante popular por el Partido Verde, apresurado le dijo a la prensa: Al Sr. Beltrán Leyva no lo conozco, para después decir que ni lo conocía. Acto seguido sórdidos libelos salieron a luz pública desmintiendo al Diario de Morelos y echando por tierra la versión de la relación del poder legislativo y el narcotráfico, lo que nunca se estableció es si existió-existe-la relación entre éstos y algún miembro del Colegio de Notarios en Morelos. Seguro vendrán sorpresas en breve.
Hace unos días el Diputado Federal Francisco Moreno Merino-PRI- le volvió a poner “el cascabel al gato”, solo que en ésta ocasión no parece cascabel, más bien es una enorme campana que pronto habrá de tañer y dejar en claro quien es el que miente respecto de éste vergonzoso asunto: El poder legislativo local o la prensa Morelense.
Sin decir hasta el momento el nombre del diputado local, Moreno Merino, ha sido presa de la sanguinaria cacería de la clase política vernácula, la cual le ha puesto adjetivos altisonantes al claridoso representante federal. Lo grave del asunto es que tanto unos como los otros, se siguen quedando callados y la ciudadanía-que es la que les paga-no logra concretar quien es quien tiene la verdad en la boca.
Moreno Merino deberá de referir con pelos y señales el nombre de éste diputado local, no importa su importancia o los acuerdos cupulares que se den en la Ciudad de México. Pero por el otro lado, el Colegio de Notarios del Estado de Morelos, en voz de su actual Presidente, Lic. Eduardo Menéndez, deberá de exigir a las autoridades que demuestren con hechos, que un miembro de esa distinguidísima elite de servidores al servicio del poder ejecutivo está coludido con el crimen organizado o en su caso que sea la misma autoridad investigadora quien desmienta el dicho del Diario de Morelos. Las cosas no están fáciles, pero es momento que de una vez por todas nos digan la verdad, aunque caiga en ello algún fedatario público, sea quien sea y tenga los amarres políticos con quien los tenga.
Durante años los Notarios Públicos en está ciudad han gozado de un fuero meta-constitucional que los tiene como “intocables”. Algunos de ellos-no todos-se sienten “bordados a mano” y siguen “a pie juntillas” en sus notarías el derecho de sangre que se usaba en la época de las inmorales cortes europeas, así advertimos actualmente, como los retoños de algunos fedatarios ya son notarios o están en vías de obtener esa lucrativa y poco fiscalizada actividad, con el consabido “maridaje” entre éstos y las autoridades que deben de observarlos y en su caso inhabilitarles la licencia en caso de anomalías.
En fin, no tenemos todavía el nombre del diputado local que habría recibido los favores del Señor Beltrán Leyva, tampoco tenemos el nombre de quien aparentemente habría sido el notario público preferido de éste poderoso barón de la droga y seguimos sin saber a ciencia cierta quien o quienes de los funcionarios públicos habrían estado presentes en aquella narco-posada de finales del año pasado en el Fraccionamiento “Los Limoneros” en Ahuatepec, Morelos.
Señores políticos, queremos NOMBRES, NOMBRES y más NOMBRES, de nada sirve una declaración pública sin ellos. A quien se tenga que castigar y llevar ante la justicia que lo presenten de inmediato.
Si no dan nombres, entonces todo habrá sido un divertido vaudeville o vodevil como decimos aquí.
¿Y el notario?
JABONAZO
Cien días no es nada para un gobierno municipal en Cuernavaca, tuvimos doce años de panismo. La herencia que dejaron fue nefasta.
De inmediato hubo un diputado que alzó la mano aseverando que él no estaba inmiscuido en el álgido asunto. Javier Estrada, representante popular por el Partido Verde, apresurado le dijo a la prensa: Al Sr. Beltrán Leyva no lo conozco, para después decir que ni lo conocía. Acto seguido sórdidos libelos salieron a luz pública desmintiendo al Diario de Morelos y echando por tierra la versión de la relación del poder legislativo y el narcotráfico, lo que nunca se estableció es si existió-existe-la relación entre éstos y algún miembro del Colegio de Notarios en Morelos. Seguro vendrán sorpresas en breve.
Hace unos días el Diputado Federal Francisco Moreno Merino-PRI- le volvió a poner “el cascabel al gato”, solo que en ésta ocasión no parece cascabel, más bien es una enorme campana que pronto habrá de tañer y dejar en claro quien es el que miente respecto de éste vergonzoso asunto: El poder legislativo local o la prensa Morelense.
Sin decir hasta el momento el nombre del diputado local, Moreno Merino, ha sido presa de la sanguinaria cacería de la clase política vernácula, la cual le ha puesto adjetivos altisonantes al claridoso representante federal. Lo grave del asunto es que tanto unos como los otros, se siguen quedando callados y la ciudadanía-que es la que les paga-no logra concretar quien es quien tiene la verdad en la boca.
Moreno Merino deberá de referir con pelos y señales el nombre de éste diputado local, no importa su importancia o los acuerdos cupulares que se den en la Ciudad de México. Pero por el otro lado, el Colegio de Notarios del Estado de Morelos, en voz de su actual Presidente, Lic. Eduardo Menéndez, deberá de exigir a las autoridades que demuestren con hechos, que un miembro de esa distinguidísima elite de servidores al servicio del poder ejecutivo está coludido con el crimen organizado o en su caso que sea la misma autoridad investigadora quien desmienta el dicho del Diario de Morelos. Las cosas no están fáciles, pero es momento que de una vez por todas nos digan la verdad, aunque caiga en ello algún fedatario público, sea quien sea y tenga los amarres políticos con quien los tenga.
Durante años los Notarios Públicos en está ciudad han gozado de un fuero meta-constitucional que los tiene como “intocables”. Algunos de ellos-no todos-se sienten “bordados a mano” y siguen “a pie juntillas” en sus notarías el derecho de sangre que se usaba en la época de las inmorales cortes europeas, así advertimos actualmente, como los retoños de algunos fedatarios ya son notarios o están en vías de obtener esa lucrativa y poco fiscalizada actividad, con el consabido “maridaje” entre éstos y las autoridades que deben de observarlos y en su caso inhabilitarles la licencia en caso de anomalías.
En fin, no tenemos todavía el nombre del diputado local que habría recibido los favores del Señor Beltrán Leyva, tampoco tenemos el nombre de quien aparentemente habría sido el notario público preferido de éste poderoso barón de la droga y seguimos sin saber a ciencia cierta quien o quienes de los funcionarios públicos habrían estado presentes en aquella narco-posada de finales del año pasado en el Fraccionamiento “Los Limoneros” en Ahuatepec, Morelos.
Señores políticos, queremos NOMBRES, NOMBRES y más NOMBRES, de nada sirve una declaración pública sin ellos. A quien se tenga que castigar y llevar ante la justicia que lo presenten de inmediato.
Si no dan nombres, entonces todo habrá sido un divertido vaudeville o vodevil como decimos aquí.
¿Y el notario?
JABONAZO
Cien días no es nada para un gobierno municipal en Cuernavaca, tuvimos doce años de panismo. La herencia que dejaron fue nefasta.
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