A la memoria de mi amigo Efraín, gran historiador y mejor conversador
Éste sábado pasado murió un joven más, una vida que se pierde en ésta vorágine de violencia y desosiego que vivimos en Cuernavaca desde diciembre del año pasado, cuando marinos de la armada de México, pusieron fin a la vida del poderoso Capo Arturo Beltrán Leya, esto en la exclusiva zona de los “Edificios Altitude”.
No está claro si el móvil del homicidio en las afueras del negocio “El Grand Hotel” fue una ejecución o solo se debió a la estupidez de un supuesto agente de seguridad de ese antro, que al verse aparentemente ofendido por el hijo del súper astro de la música mexicana, Joan Sebastián, habría desenfundado una prohibida arma de fuego y a quemarropa-como lo hacen solo los cobardes-le quitó la vida a ésta persona y llenó de indignación a toda una sociedad que está harta de ésta situación aciaga.
Es público y sábido que a los hijos de Joan Sebastián les gusta la estridencia, muchos estamos enterados de los excesos que en algunas ocasiones llevan a cabo los vástagos del de Juliantla. El ultimo que se supo, fue aquel evento de tránsito en el cual uno de los Figueroa, se bajó de su poderosa camioneta Hummer y a punta de golpes habría bajado a un apanicado joven, qué, además de haberle colisionado su automóvil, también recibió una mega madriza de parte de éste violento y engreído tipo. Finalmente, el hijo del cantautor, tuvo que hacer frente al asunto y pagar tanto los daños al automóvil, como una fuerte indemnización al chamaco agredido.
Quien ha tenido la fortuna de tratar a Juan Manuel Figueroa o “Joan Sebastián”, no entiende como gente de su familia puede actuar de esa manera. Si algo distingue a éste orgullo de la música mexicana, es su humildad y su sencillez, solo basta con encontrase con éste ídolo en alguno de los muchos restaurantes a donde llega a menudo a comer, para sentir de inmediato la buena vibra de éste personaje.
Nada justifica el que una persona le quite la vida a otra, no sé si efectivamente Juan Sebastián Figueroa agredió verbal y físicamente al cadenero del “El Grand Hotel” y éste iracundo lo mató. Lo que si está clarísimo, es que las discotecas en Cuernavaca se están convirtiendo en nido de malvivientes, lugares en donde proliferan las compañías peligrosas y en donde además los aparentes guardias de seguridad privada andarían armados hasta los dientes. ¿Y la autoridad, en donde anda?
Vale recordar que hace escasamente unas cuantas semanas, éste mismo antro-El Grand Hotel- fue centro de las conversaciones-chismes-de la sociedad Cuernavaquense, cuando uno de los guardias de seguridad habría tenido un violento altercado con uno de los guaruras de los chavales Ruiz de Chávez, el cual al ver que uno de ellos había sido agredido por uno de éstos guardias, disparó su pistola-reglamentaria del ejército-en contra de éstos guardias, los cuales también habrían repelido la agresión de la misma manera. Al final, el negocio solo recibió una clausura momentánea y todos contentos.
Mucho se especula que el hijo del cantante habría tenido una fuerte bronca previa a su asesinato. Afirma una de las mujeres que iba con él en el desafortunado evento, que en una cantina localizada sobre la avenida San Diego, Juan Sebastián Figueroa González, se lió a golpes con otras personas en un alto estado de ebriedad y de ahí la suposición que habrían sido seguidos hasta la avenida Plan de Ayala, en donde un hombre habría bajado de un automóvil y lo habría ejecutado.
Mucho se especula ya, que éste antro “El Grand Hotel” mantiene una seguridad fuera de lo normal y que es una actividad reiterada el que mantengan dos automóviles vigilando el lugar. Uno exactamente en la esquina de Juan Dubernard y la avenida Plan de Ayala y el otro en la convergencia de las avenidas Teopánzolco y Plan de Ayala, en donde personas fuertemente armadas harían las veces de sicarios si es que se requiriera.
Esto es lo que pudo haber sucedido.
JABONAZO
“…y la llamaron Cuernavaca” Estupendo libro de Efraín Pacheco Cedillo y Adalberto Ríos Zsalay. Ojalá y pueda estar a la venta a la brevedad.
Éste sábado pasado murió un joven más, una vida que se pierde en ésta vorágine de violencia y desosiego que vivimos en Cuernavaca desde diciembre del año pasado, cuando marinos de la armada de México, pusieron fin a la vida del poderoso Capo Arturo Beltrán Leya, esto en la exclusiva zona de los “Edificios Altitude”.
No está claro si el móvil del homicidio en las afueras del negocio “El Grand Hotel” fue una ejecución o solo se debió a la estupidez de un supuesto agente de seguridad de ese antro, que al verse aparentemente ofendido por el hijo del súper astro de la música mexicana, Joan Sebastián, habría desenfundado una prohibida arma de fuego y a quemarropa-como lo hacen solo los cobardes-le quitó la vida a ésta persona y llenó de indignación a toda una sociedad que está harta de ésta situación aciaga.
Es público y sábido que a los hijos de Joan Sebastián les gusta la estridencia, muchos estamos enterados de los excesos que en algunas ocasiones llevan a cabo los vástagos del de Juliantla. El ultimo que se supo, fue aquel evento de tránsito en el cual uno de los Figueroa, se bajó de su poderosa camioneta Hummer y a punta de golpes habría bajado a un apanicado joven, qué, además de haberle colisionado su automóvil, también recibió una mega madriza de parte de éste violento y engreído tipo. Finalmente, el hijo del cantautor, tuvo que hacer frente al asunto y pagar tanto los daños al automóvil, como una fuerte indemnización al chamaco agredido.
Quien ha tenido la fortuna de tratar a Juan Manuel Figueroa o “Joan Sebastián”, no entiende como gente de su familia puede actuar de esa manera. Si algo distingue a éste orgullo de la música mexicana, es su humildad y su sencillez, solo basta con encontrase con éste ídolo en alguno de los muchos restaurantes a donde llega a menudo a comer, para sentir de inmediato la buena vibra de éste personaje.
Nada justifica el que una persona le quite la vida a otra, no sé si efectivamente Juan Sebastián Figueroa agredió verbal y físicamente al cadenero del “El Grand Hotel” y éste iracundo lo mató. Lo que si está clarísimo, es que las discotecas en Cuernavaca se están convirtiendo en nido de malvivientes, lugares en donde proliferan las compañías peligrosas y en donde además los aparentes guardias de seguridad privada andarían armados hasta los dientes. ¿Y la autoridad, en donde anda?
Vale recordar que hace escasamente unas cuantas semanas, éste mismo antro-El Grand Hotel- fue centro de las conversaciones-chismes-de la sociedad Cuernavaquense, cuando uno de los guardias de seguridad habría tenido un violento altercado con uno de los guaruras de los chavales Ruiz de Chávez, el cual al ver que uno de ellos había sido agredido por uno de éstos guardias, disparó su pistola-reglamentaria del ejército-en contra de éstos guardias, los cuales también habrían repelido la agresión de la misma manera. Al final, el negocio solo recibió una clausura momentánea y todos contentos.
Mucho se especula que el hijo del cantante habría tenido una fuerte bronca previa a su asesinato. Afirma una de las mujeres que iba con él en el desafortunado evento, que en una cantina localizada sobre la avenida San Diego, Juan Sebastián Figueroa González, se lió a golpes con otras personas en un alto estado de ebriedad y de ahí la suposición que habrían sido seguidos hasta la avenida Plan de Ayala, en donde un hombre habría bajado de un automóvil y lo habría ejecutado.
Mucho se especula ya, que éste antro “El Grand Hotel” mantiene una seguridad fuera de lo normal y que es una actividad reiterada el que mantengan dos automóviles vigilando el lugar. Uno exactamente en la esquina de Juan Dubernard y la avenida Plan de Ayala y el otro en la convergencia de las avenidas Teopánzolco y Plan de Ayala, en donde personas fuertemente armadas harían las veces de sicarios si es que se requiriera.
Esto es lo que pudo haber sucedido.
JABONAZO
“…y la llamaron Cuernavaca” Estupendo libro de Efraín Pacheco Cedillo y Adalberto Ríos Zsalay. Ojalá y pueda estar a la venta a la brevedad.
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