Pintando raya

Andrés Manuel López Obrador vino una vez más a Morelos la semana que pasó, lo hizo en Cuautla y Cuernavaca, el estilo del de Macuspana, Tabasco no ha cambiado ni un ápice y pareciera a veces que raya en la necedad. La defensa del petróleo es una vez más su lucha y parece que está vez tiene serias posibilidades de perderla. El PRI está decidido a sacar dos reformas estructurales antes de salirse del “Pacto por México”, una de ellas es la energética o del petróleo y la otra es ni más ni menos que la fiscal, ésta última por demás cachondeada por cuanto nuevo gobierno de la república llega al Palacio Nacional,  las reformas solo llegan a pactarse en el gasto del próximo presupuesto de egresos.

La fuerza de Obrador en Morelos no es nueva, la tierra del General Emiliano Zapata se ha distinguido desde esas épocas revolucionarias  por ser una que se aferra a los dictados de la izquierda y que le es fiel a quien o quienes abanderan estos principios de progresismo. Antes Morelos le había dado el apoyo a Cuauhtémoc Cárdenas. Aquí el hijo del querido general michoacano en 1988 arrasó frente a un Carlos Salinas de Gortarí que fue desplazado al segundo lugar de las preferencias electorales y que se robó la elección presidencial, así como lo hizo Felipe Calderón en el 2006.   

Andrés tiene mucha gente en Morelos, solo basta ver las cifras de la última elección para asegurarse de ello. López Obrador ganó aquí la justa electoral del año pasado dejando en segundo lugar al actual Presidente Peña Nieto y en un tercero a la señora Vázquez Mota del PAN. El tabasqueño ganó el primer distrito electoral, el cual había sido históricamente de tendencia anti izquierda, de ahí que los cuatro candidatos a diputados locales en Cuernavaca y el de la diputación federal, ganaran sin haber hecho campaña, solo subiéndose a la figura de López Obrador, del cual muchos de ellos ahora reniegan y dicen hasta no conocerle. ¿Cuántos de ellos estaban en el mitin del sábado?

Fuimos muchos los que vimos azorados como AMLO le levantaba la mano a Graco Ramírez en la campaña electoral del año pasado. Muchos sabíamos lo que ello representaba y no creíamos lo que nuestros ojos veían, sin embargo, López Obrador sostuvo en su última visita: “Tuve que hacer junto con él la campaña, ustedes saben por qué, porque estaba de por medio buscar la transformación del país, la unidad de todos” es decir, con una visión más amplia, se tuvo que tragar el sapo de hacer campaña con un individuo que se había cansado de denostarlo en los años pasados y que votó a favor la pifia de la supuesta “Reforma Petrolera” de Calderón,  mediando por ello-dicen los que saben-una fuerte cantidad en monetario.  

En Cuautla, Obrador le habría llamado: “El Judas del perredismo”, sin referirse por su nombre, pero quedó claro que el seudónimo le estaba siendo aplicado a quién ahora gobierna Morelos. Graco llevaba la elección del año pasado perdida, la diferencia con el candidato del PRI era de más de diez puntos un mes antes de la elección, ahí es donde el espaldarazo de Andrés Manuel lo catapulta, así como la llegada intempestiva del movimiento “Yo soy 132” el cual encendería las luces rojas en el cuarto de guerra de Enrique Peña Nieto a partir del día 11 de mayo, el cual es la fecha en que el actual Presidente de la República es abucheado en la Universidad Iberoamericana, convirtiéndose en movimiento nacional el día 26. De ahí para adelante la diferencia porcentual entre AMLO y EPN se acortaba a pasos agigantados, llegando a ser de tan solo el 6% el día de la elección. Si la campaña hubiese durado quince días más, tal vez la historia sería distinta en éste momento.

En Morelos la presencia del “132” fue notable. Tomaron Televisa Cuernavaca y su presencia en universidades y escuelas fue de llamar la atención, urgía un acuerdo político a la brevedad y es ahí en donde la candidatura de Morelos se volvió de suyo muy importante. Tal vez, a cambio de Morelos se podría lograr que un perredista le alzara la mano al candidato ganador del PRI, lo que finalmente sucedió sin ningún recato. Graco empezó a denostar a AMLO una vez que fue reconocido su triunfo. El pacto funcionó.

El discurso de Obrador en Cuernavaca: No me puedo ir de Morelos sin antes señalar que el gobernador quitó concesiones del transporte público y pretende crear el Morebus, despojando a cientos de transportistas de sus concesiones; me opongo porque son acciones totalitarias, yo no tengo nada que ver con ese señor. Era necesario estando aquí, en la capital de Morelos, definiera yo éste asunto. Tuve que hacer junto con él la campaña, ustedes saben por qué, porque estaba de por medio buscar la transformación del país, la unidad de todos, pero no puede haber unidad a toda costa, no podemos estar siempre unidos cuando no tenemos los mismos ideales, ni las mismas convicciones. En el caso de Morelos en estos meses se han dado casos de autoritarismo que reprobamos totalmente, el caso de Huexca, donde no se resuelve la voluntad de la gente, en el caso de Tetlama de las mineras canadienses que no se está respetando la voluntad del pueblo y en el caso también de Tepoztlán, no se puede hacer ninguna obra si no se consulta al pueblo, si no se toma en cuenta la voluntad del pueblo. No me puedo ir de Morelos sin antes decirles que no tengo ninguna relación con Graco, con quién nos unía un proyecto común, pero hoy no tomando en cuenta el consenso de la gente ha emprendido acciones que no avalo. Quiero aclarar eso, porque me están pidiendo una definición y vale más que se diga, sin pleitos, sin estridencias: Ya pintamos nuestra raya, hay un deslinde, no tenemos nada que ver con el señor Graco Ramírez.


JABONAZO ¿Quién estará atrás de la compra-venta de los terrenos en Xochitepec para el “Parque de la Salud”? Huele mal, huele a podrido…

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