Corrían los meses de
junio-julio de 1996, la gente de Cuernavaca igual que ahora, se preguntaba qué
hacer para contener la ola de violencia e ineficacia de los cuerpos policiacos,
qué más que estar del lado de la sociedad, parecía que eran sórdidos
coadyuvantes de las múltiples bandas de secuestradores que asolaban Morelos,
especialmente Cuernavaca y su incipiente zona conurbada. El gobierno de ése
entonces contestó a las demandas de la población, después de la dos primeras
Marchas del Silencio, con un insulto a la gente que participó en ellas
afirmando que: “Eran solo un grupúsculo”
El tiempo dio la razón
a aquellos que participamos en aquellas movilizaciones ciudadanas y finalmente
el gobernador en turno, Jorge Carrillo Olea, dejó el puesto vacante después de
casi cuatro años de gobierno-1998-. Aquellas
Marchas del Silencio, en las cuales participaron también Graco Ramírez y Jorge
Messeguer, fueron el inicio de la demostración del hartazgo que la gente tenía
contra su gobierno estatal y las instituciones que dé el emanaban. Desde luego
que las marchas traían consigo una carga inherente de actividad política, no se
puede entender como una manifestación ciudadana solo se haga con la finalidad
de presionar al gobierno sin presentar demandas claras y concisas al
gobernante.
Graco, el actual
gobernador de Morelos, recibió apoyos financieros y políticos desde el centro
del país para exponenciar aquellas marchas. Desde la Lotería Nacional, en manos
de otro Tabasqueño como él, fluyeron decenas de maquinas replicadoras, tinta,
papel, camionetas Suburban y posiblemente recursos económicos, que sirvieron
para “politizar” el movimiento
ciudadano de aquella época. En buen cristiano, Graco entregó el movimiento de
1996-1998, al Presidente de la República de aquel momento, Ernesto Zedillo
Ponce de León, el cual vía su secretario
particular, Liebano Saénz, abrió las puertas de las instituciones más
importantes del país al malestar ciudadano Morelense y así éstos se encargaron
de defenestrar al gobernante en turno. Finalmente el “Frente Ciudadano Morelense” tuvo que entrar en la dinámica de
politizar el movimiento, so pena de caer en repetitivas marchas que acabarían
por hartar a la gente que en ellas participaba sin observar en los hechos los
cambios que se habían demandado previamente.
El domingo pasado
volvimos a salir a las calles, la segunda Marcha por la Paz congregó alrededor
de dos mil personas-una cantidad similar
a las primeras dos marchas de 1996-1998-ahí se reunió el dolor, la
impotencia y el hartazgo de los Morelenses, que teniendo como mudo testigo al “Chapitel” arrancaron su ya conocida
ruta hacía el Congreso del Estado de Morelos, ahí, frente a los diputados,
frente aquellos que son nuestros representante populares, la marcha les hizo
tres exigencias inmediatas: Solicitar el operativo “Morelos Seguro y en Paz” al Gobierno Federal, NO aprobar ningún
empréstito al poder ejecutivo estatal que no privilegie el alto a la
inseguridad y el restablecimiento de la paz en la Entidad y por último, aprobar
la o las leyes reglamentarias que hagan posible la figura de la “Revocación de Mandato”, esto último con
la finalidad de no volver a pasar por aquella laguna legal que se presentaba en
1998 y que obligó a llevar a cabo un “Plebiscito
Ciudadano Revocatorio” en todo el Estado en aquella ocasión.
El gobernador Ramírez
calificó la segunda marcha por la paz, lo hizo comparándola con la Marcha del
Orgullo Gay del día anterior y en una de sus ya famosas y mentecatas frases
afirmó: “Mi gobierno respeta a los
trescientos cincuenta manifestantes de la marcha por la paz, así como también a
los mil que ayer salieron a las calles en la Marcha del Orgullo Gay”. Desde
luego que la frase caló hondo en las centenas de familias que asistieron junto
con sus hijitos a la manifestación por la paz. Una madre externó: “Como es posible que éste sátrapa compare
a nuestras familias con un grupo de personas inadaptadas. No cabe duda que ya
está mal de la cabeza”.
Después vendría la
enorme frase del secretario de gobierno, Jorge Messeguer Guillen, sí, ése mismo
que marchó con nosotros en 1996-1998: “La
marcha por la paz se politizó y por ello no salió a marchar la gente verdadera”
“Gente
verdadera” ¿Entonces las múltiples gráficas tomadas afuera del
Congreso del Estado de Morelos en donde
se aprecian a simple vista miles de personas que son?
Hartazgo, la gente se está
hartando del gobierno de Graco. Al tiempo, si el gobernador no da un cambió de
timón y escucha el clamor del pueblo, en poco tiempo estaremos viviendo otro
interinato en Morelos.
JABONAZO
Negocios en el DIF estatal,
ahí fluye el dinero para beneficiar a empresas de Ecatepec Edo de México,
además de contratar a extranjeros con visas de turistas. Ojo, mucho ojo.
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