El adiós

Corrían los años primeros de éste siglo XXI, Marco Antonio Adame Castillo, estaba dedicado de tiempo completo a su meteórica carrera dentro del PAN, si, ese instituto político le había abierto las puertas apenas unos años antes y ya era Senador de la República. Eran los años gloriosos de un partido que lo tuvo todo para trascender en la historia de éste país y que sin embargo entró de lleno a lo mismo que tanto había criticado: Se corrompió.



Con más pena que gloria, Marco Adame entregará la estafeta al ganador de la elección del pasado primero de julio. Adame será juzgado sin duda, por ser un gobernante omiso, timorato, permisivo y profundamente ignorante de la problemática de ése que algún día fue su pueblo. ¿Dónde quedaron los anhelos de la campaña?, ¿Dónde el proyecto de gobierno?, ¿Dónde la palabra empeñada? quedaron en el baúl de los recuerdos, lugar de donde solo saldrán para recordarle qué tuvo la oportunidad que pocos tienen y la cual desdeñó al dejar el gobierno en manos de fementidos, corruptos e ignorantes del quehacer público.



Conocí a Marco en la Coparmex, corrían los años noventas y era un cuadro muy consistente dentro del área de la educación. Ahí hizo mancuerna con Ricardo Esponda Gaxiola-actual secretario de desarrollo social-, los dos eran ya candidatos a la derecha a ultranza. No obstante su ortodoxia, los trabajos realizados por ambos dieron frutos estupendos a la confederación patronal y por lógica para Morelos.



Siendo la Coparmex un organismo empresarial, el mismo se veía desde afuera y desde adentro con ideas más cercanas al PAN que a ningún otro partido, no obstante, confluimos en él muchos de ideas liberales, que ayudamos sin duda al fortalecimiento de la organización empresarial, entre otros nombres resaltan los de: Cesar Urmeneta, Sergio González Zavalla y Víctor Jesús de la Mora Moreno.



Para 1997 Adame ya era miembro del PAN y fue en ese mismo año que llegó a la diputación federal. Recuerdo como si fuera ayer, la visita que les hicimos a los diputados de la LVII legislatura federal en el recinto de San Lázaro, con la finalidad de que nuestras quejas llegarán a la más alta tribuna de la nación. Marco Adame se fajó y en compañía de Jorge Ocejo Moreno-ex presidente nacional de Coparmex 1988-1991-criticó acremente el gobierno de Carrillo Olea y fue coadyuvante sin duda, del cambio democrático que vivió Morelos en 1998. Uno de sus hijos fue orador en la tercera marcha del silencio.



Para el año 2000 Adame llega la senaduría. Como caído del cielo el efecto Fox lo entregaba de lleno a las grandes ligas de la política nacional y con su grupo “Testimonio y Esperanza” de corte profundamente católico, llegaba a más de veinte ciudades importantes del país. Su relación con “El Yunque”-Secta política de ultraderecha en el PAN-lo catapulta sin duda a buscar en el 2006 el gobierno de su natal Morelos-existen quienes afirman que es de Huajuapan de León, Oaxaca-posición que logra sin problema, no obstante no ser del equipo del saliente gobernador Sergio Estrada Ramírez.



Con Marco Adame tengo más de ocho años de no cruzar palabra, carta o e-mail con él. Confieso que me volví un agrio crítico de su gobierno y parece que el tiempo me ha dado la razón. En el año en que Sergio Estrada fue señalado como colaborador del crimen organizado y que salvó el pellejo de gobernador por el voto vendido de un diputado del PRI, éste que escribe me acerqué a Adame, lo hice con la confianza de aquellas antiguas luchas ciudadanas en donde pusimos de por medio la integridad física. Le solicité al senador Adame que hiciera algo por nosotros, qué interviniera para que Estrada Cajigal dejará el puesto en manos de alguien más apto para ello.



Al cabo de los días, recibí un correo electrónico de quién al cabo de unos cuantos años se convertiría en el gobernador de Morelos. En ése mail, Marco me ponía como “trepadero de mapache” y me exigía que de ninguna manera se tomará su nombre como un posible sustituto de Estrada Cajigal. La institucionalidad le había llegado a Marco y haría todo lo que estuviera de su parte-como fue en los hechos-para apoyar en el gobierno de Morelos, a un individuo tan procaz, sin vergüenza y mercachifles como Sergio Estrada.



Lo vi por última vez afuera del restaurante “Los Vikingos” de la familia Nielsen-León, me abrazó y me dijo que así era la política y mi contestación me la guardé para un mejor momento que todavía no llega.



Adiós Marco Adame. Un gobernante que llega y se va de Morelos con más pena que gloria.



JABONAZO

Más del posible gabinetazo de Ramírez Garrido, Vesta Richardson a salud y parece que en la general de gobierno habrá cambios: Chucho Ortega llegaría y Messeguer se va a obras públicas. Ya falta menos…











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