¡Ese artículo 58!

Artículo 58.- Para ser Gobernador se requiere:
I.- Ser ciudadano Morelense por nacimiento
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Hay como duele ese precepto constitucional a muchos de los suspirantes a gobernar el bello Estado de Morelos. Desde priistas, panistas y un obsesionado perredista andan que no los calienta el sol con éste asunto, algunas veces piensan que la estrategia debiera de ser promover una controversia constitucional, para momentos después empezar a elucubrar que sería mejor “empujar” desde el congreso local una reforma a ese desgraciado apartado.
La historia reciente de cómo y por qué se reforma éste artículo de la Constitución Morelense se remonta al final del sexenio de Miguel de la Madrid como Presidente de la República y la última etapa de los seis años del gobierno de Don Lauro Ortega Martínez como Gobernador de Morelos. En aquella época todavía las elecciones eran separadas, es decir, las elecciones locales y federales se llevaban a cabo en distintos días y con diferencia de varios meses entre si, le tocaba por lógica electiva-dedazo-al mandatario federal saliente, el escoger o designar a quien debiera de ser el candidato a Gobernador en Morelos.
Así las cosas, Don Lauro empujaba a quien él creía debiera de ser su “gallo” y lo hacía-como buen político de la vieja guardia-en concordancia con el Presidente de la República en funciones, así que, todo parecía que Eduardo Pesqueira Olea, rubicundo e ineficiente Secretario de Agricultura y Ganadería, sería el “elegido”. “El Gordo” Pesqueira, con una raquítica presencia en Morelos, lo único que lo unía a éste estado era el hecho de tener una enorme y oprobiosa mansión dentro del fraccionamiento San Gaspar, a donde llegaba semana a semana y sin ningún recato, a bordo de uno de los múltiples helicópteros que en la SAG tenía para su servicio a pasar soleados y etílicos fines de semana en compañía de su familia y a veces con alguna de las variadas suripantas con que contaba para su servicio.
Pesqueira Olea era conocido en el gabinete de Don Miguel como el “simpático” de la cofradía. Era de esos que nunca faltan en algún grupo, presto a hacer reír al “jefe” a costa de los demás. Así un día ésta “monada” de tipo, tuvo el atrevimiento de ponerle “cuernos” en una fotografía a quien meses después sería el candidato del PRI a la Presidencia de la República y al tiempo el primer mandatario de la nación: Carlos Salinas de Gortari, ahí cavaría su tumba política y sus ambiciones de gobernar Morelos, afortunadamente.
Aquí en Morelos, los Tlahuicas estábamos hartos de que sexenio a sexenio se nos mandaran candidatos a Gobernador desde el centro. Se empezaba a sentir en el ambiente la necesidad de que fuera un morelense de cepa e identificado con la gente el que gobernara la entidad. Antonio Rivapalacio era según el consenso mayoritario de los Morelenses, el que debía de hacerse cargo de esa altísima responsabilidad, pero surgía la duda de cómo hacerle, sin que el Presidente de la Republica saliente se mostrara disgustado con ello y se obcecara en mandar a Pesqueira Olea como abanderado del PRI.
Así qué, cuenta la leyenda urbana, que fue un movimiento político bien pensado el que hizo llegar a Rivapalacio. Una vez hablado y consensado con Salinas de Gortari, la gente cercana a Antonio empezó a cabildear a su favor, aún recuerdo como el Notario Gómez Fierro-querido amigo-fue a solicitarme que apoyara a Rivapalacio. En esa época éste escribidor era el Director de Zona de Banca Crémi y utilizábamos los eficaces servicios del despacho de Don Antonio, así fue creciendo la figura de quien posteriormente gobernaría a Morelos. La animadversión de Salinas por Pesqueira dio resultado.
Uno de los principales actores en éste asunto fue sin duda Raúl Iragorri Montoya. Raúl era Diputado local por el distrito de Tetecala y la relación entre éste y Lauro Ortega no era nada buena. Iragorri siempre ha sido difícil de contener y Don Lauro en varias ocasiones le mandó “personeros” que le pedían dejara la diputación so pena de verse metido en serios problemas. Nunca lo logró y Raúl se volvió en impulsor de la candidatura de Antonio Rivapalacio López al declarar abiertamente a los medios de comunicación: “Morelos, para los Morelenses”
Así principió un movimiento regionalista que no dejaría llegar una vez más otro fuereño. Desde el congreso local se legisló entonces para que fuera la propia constitución local la que le impidiera a Eduardo Pesqueria Olea o algún otro “zopilote” llegar a gobernar la tierra de Zapata.
La constitución local no se ha movido desde entonces, somos, sino los únicos, a lo mejor si de los pocas Entidades Federativas que lo mantenemos vigente.
No existe razón para que éste apartado no se abra, en una entidad como Morelos en donde se ha dado la apertura democrática no deben de existir preceptos legales xenófobos. Modificar el cincuenta y ocho a mantener una estadía no menor de diez años en la Entidad le daría sentido al mismo.
No debe de haber cerrazón, ni dedicatoria especial para nadie. Antes fue Pesqueira y ahora se la quieren atribuir a Graco Ramírez. Déjenlo participar, déjenlo que de una vez por todas se de cuenta de su verdadera cuantía entre la gente. Se va a sorprender él mismo de cuanto lo quieren.
JABONAZO
Dos diputados del PRD alzaron la voz para reformar el cincuenta y ocho. Que poca imaginación de quien se vería beneficiado por ello. ¿No sería mejor impulsar la conformación del consejo ciudadano y desde allí empujarlo?












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