¡ INSEGURIDAD Ó CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE ¡
¿ Cuantas ocasiones no hemos escuchado planes para combatir al hampa, cuantas veces nos han dicho que ahora si esta es la buena, o que se va a constituir el consejo fulano o el comité perengano para combatir a la criminalidad ?. Planes van y vienen y el problema crece y crece, que hacer?
Es casi imposible el combatir al hampa con resorteras ó estrategias que más que eso rayan en la ocurrencia, es una utopía el pensar que las cosas van a cambiar porque ahora existe el comité ciudadano ó porque se constituyó el consejo de seguridad pública, no las cosas no funcionan así.
El almirante Wilfrido Robledo Rincón lo entendió perfectamente y fue a raíz de la iniciativa de este controvertido personaje que el gobierno de Zedillo se dio a la tarea de constituir la Agencia Federal de Investigación por sus siglas AFI. Durante años fue la Secretaria de Gobernación, específicamente la otrora poderosa Dirección Federal de Seguridad la que hacía la labor de inteligencia, trabajo que muchos veces fue solo con la finalidad de saber las miserias en que se veían inmersos diversos personajes de la vida pública nacional y que el partido en el poder utilizaba “sabiamente” para ablandar a los muy gallos, su principal represor fue sin duda Fernando Gutiérrez Barrios.
La “Federal de Seguridad” como se le llamaba entonces, tenía la facultad meta constitucional de intervenir, oír, mirar y otras cosas increíbles con tal de llegar a conocer lo que algunos personajes llevaban a cabo; de esta clase privilegiada de “policías” salió gente tan repugnante como José Antonio Zorrilla asesino del maestro Manuel Buendía Tellezgiron ó el capo del cartel de Juárez Rafael Aguilar Guajardo entre otros “distinguidísimos” de sus miembros.
Si mal no recuerdo fue a la llegada de Salinas de Gortari y en virtud de la presión pública por los excesos de la “federal” que la presidencia decidió dar por terminada la terrible labor que esta oficina llevaba a cabo.
Así nació el CISEN, el Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional el cual con bombo y platillo fue anunciado como la solución para obtener información fidedigna de distintas áreas nacionales e internacionales que pudieran poner en peligro la seguridad nacional. El narcotráfico, la inmigración, el lavado de dinero, secuestros, partidos políticos, petróleo etc. entre otros asuntos fueron sin duda el objetivo de la agencia. Jorge Carillo Olea fue uno de los más importantes directores del CISEN y a su salida para ocupar la Subprocuraduria de combate al narcotráfico (creo que así se llamó) dejo en el puesto a un personaje cercanisimo a el: Manuel Tello Péon.
El CISEN junto con la recién aprobada “Ley en contra de la delincuencia organizada” era el antídoto que el gobierno federal proponía para combatir a los “malosos”.
Pero eso no era todo, comprobado quedó que no era lo suficiente, el levantamiento en Chiapas y la proliferación de carteles a nivel nacional dio al traste con el plan de Salinas. El CISEN quedaba solo como una oficina burocrática más que no percibió el peligro del levantamiento indígena y el riesgo en que cayó la nación entera.
El gobierno federal obtiene información por tres vías, la primera y mas confiable es la del ejército, la segunda es el CISEN y la tercera secretaria de gobernación PGR. Existe otra fuente de información pero el gobierno jamás lo admite es la DEA a través de la embajada de los EEUU. Así se supo oficialmente lo que en Morelos era público y sabido: que altísimos personajes en el gabinete del gobierno de Estrada Cajigal traficaban con droga y mantenían una sociedad muy lucrativa con miembros del cartel de Juárez.
El gobierno del estado de México hace ya unos años entendió la problemática de la seguridad, cambió las leyes y actualmente existe la Agencia Estatal de Inteligencia, esta dependencia del ejecutivo es la que se encarga junto con al secretaria de seguridad pública de prevenir el delito e investigar las causas del mismo haciendo una profunda y concienzuda cartografía criminal del estado y sus causas.
Aquí en nuestro estado no hemos entendido todavía los alcances de una reforma estructural en los mandos de prevención del delito, seguimos con la arcaica visión de que el procurador general de justicia es el que tiene la única responsabilidad de cuidarnos y le dejamos toda la carga a este personaje que en la mayoría de los casos no tiene absolutamente nada que ver con ello. Francisco Coronato es una persona con valores morales y honestidad a prueba de fuego, pero el no es el responsable de la seguridad en el estado, el es un fiscal y este solo persigue y castiga a los delincuentes no previene.
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