Seguramente amables lectores estarán pensando que este escribidor se equivocó con la fecha y que seguramente lo que debió de haber escrito es 12 Octubre en clara referencia al día de la hispanidad, si ese día en donde erróneamente se conmemora la llegada de Cristóbal Colón a las Indias (América) en el año 1492 y digo erróneamente porque en ese viaje el intrépido marino Genovés no tocó el macizo continental.
No, me refiero al 14 de Octubre de 1834 en donde el congreso del Estado de México otorga a nuestra bella ciudad de Cuernavaca el titulo de “Ciudad”, dejando atrás el de “Villa”, es decir hasta antes de esa fecha a nuestra ciudad de la eterna primavera se le denominaba “Villa de Cuernavaca” esto en virtud de no contar aparentemente con la importancia para adquirir ese titulo.
Cuernavaca pertenecía en esa época post independentista al Estado de México y como tal sus habitantes tributaban y se sometían a la autoridad que desde Toluca la capital de ese Estado de la incipiente República de México, designaba en las personas que ellos creían más idóneas, así que en la “Villa de Cuernavaca” existía una prefectura solamente.
En el mes de Enero de 1833 llega a la presidencia del país Don Antonio López de Santa Anna y apoyado por la fuerza liberal de esos momentos, fue presionado para que en la vicepresidencia estuviera uno de los liberales más radicales de esa época: Don Valentín Gómez Farias.
Santa Anna era una esperanza para los liberales, pero también una garantía para los conservadores, sin embargo en los primeros días de su gobierno el vecino de Manga de Clavo en Veracruz no daba señales de a quien apoyaría, dejó pasar el tiempo hasta cerciorarse de cual de los dos partidos tendría la mayoría y así apoyarse en uno de ellos, así los liberales llevan a cabo la reforma programada con el apoyo del presidente de la república.
A finales del mes de Marzo de 1833, es decir solamente unos meses después, el presidente Santa Anna solicita permiso a las cámaras y entrega el poder de la República a su vicepresidente Valentín Gómez Farias, el cual toma el poder el primero de Abril de ese mismo año y casi al mismo tiempo los liberales radicales daban a conocer sus anhelos reformistas.
Hasta ese momento-como ahora también- los intereses de la iglesia católica parecían ser intocables para la autoridad y no existía ninguna ley que le permitiera al gobierno ponerlos en orden. Así que hacían y deshacían a su antojo sin darle cuentas a nadie argumentando que su gobernante estaba en Roma y era el “Santo Padre” en turno.
El nuevo presidente de la república Don Valentín Gómez Farías de inmediato le mandó el mensaje a la curia católica de que con el sudor y la sangre de los pueblos mexicanos se habían fundado, edificado y dotado a las iglesias (templos) que existían en todo el territorio nacional, pero la cúpula de esa iglesia no lo entendía así, su organigrama operacional era de un estado dentro de otro estado y sus propiedades eran inviolables. Así que pronto vendría el encontronazo.
Dentro de la reforma se pretendía terminar con los privilegios que el clero mantenía, repartir la riqueza equitativamente, fraccionar los latifundios, decretar la libertad de cultos, separar la iglesia-estado, comunicar a México con todas la naciones del mundo, la enseñanza primaria obligatoria, fundar escuelas en todos los rincones del país, crear institutos de enseñanza superior y se exigía la libertad de prensa para acabar con la censura religiosa.
El congreso del Estado de México declaró propiedad del estado todos los bienes que administraban los misioneros de Filipinas que existían en su territorio y para el 30 de Abril de 1833 la diputación declaraba propiedad estatal entre otras edificaciones, la Hacienda de Atlacomulco, el palacio de Cortés en Cuernavaca y las casas de Coyoacán que poseía el Duque de Montelone y Terranova, descendiente de Hernán Cortés. Así el palacio de Cortes quedaba en manos del ayuntamiento de Cuernavaca por primera ocasión.
Para el 25 de Mayo de 1834 el prefecto de la “Villa de Cuernavaca” y las autoridades eclesiásticas de esa época proclaman “El plan de Cuernavaca” el cual era la respuesta de los conservadores a las medidas liberales reformistas del gobernador del Estado de México y del presidente la república, el plan fue signado por Don Ignacio Echeverria y Don José Mariano Campos y entre otras cosas proclamaba su repugnancia abierta a las leyes y decretos de proscripción de personas, la tolerancia a las sectas masónicas y a las disposiciones que traspasen la constitución general y las particulares de los estados.
Además de que exigían que todas las medidas tomadas con antelación fueran declaradas nulas, de ningún valor ó efecto y como si hubieran emanado de alguna persona privada.
Este plan de Cuernavaca gustó nacionalmente entre la población de todo el país, así que el General Santa Anna nuevamente presidente en funciones suprimió las medidas reformistas de Valentín Gómez Farías y su régimen de gobierno se cambió de federalista a centralista, el congreso echó atrás todas las reformas y Cuernavaca quedó en niveles superiores.
Por esa razón Don Manuel Diez de Bonilla gobernador constitucional del Estado libre y soberano de México publicó el decreto emitido en la ciudad de Toluca el día 14 de Octubre de 1834:
Articulo único. Se concede a la Villa de Cuernavaca el título de Ciudad.
Pero aquí en Cuernavaca esa fecha les paso de largo, una vez más la mediocridad hace presencia en nuestro gobierno municipal.
JABONAZO
¿Sabrá el secretario de turismo algo sobre el 14 de Octubre de 1834?
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