SECUESTROS

El lamentable secuestro y asesinato del joven Fernando Martí de tan solo catorce años de dad, hijo del buen amigo Alejandro Martí por manos de desalmados, nos lleva al recuerdo de lo que en esta tierra sucedió entre los años 1995 a 1998. Vaya un abrazo fraterno para la familia Marti, empresarios buenos y nacionalistas como los que requiere este país urgentemente.

Este año se cumplen ya diez de la salida penosa del que fuera el gobernador del estado Jorge Carillo Olea, la ola de secuestros que inicio desde el año 1995 lo rebasó, su trato hostil y su muy acendrada conducta a tratar a todos como si fuéramos sus sirvientes le valió el repudio de la sociedad, además de la animadversión de Ernesto Zedillo, lo que finalmente logró que dejara el puesto através de una licencia que solicitó ante el congreso del estado.

La madrugada del lunes 11 de abril de 1995, a través de una de las ventanas de la cocina de su casa en el Fraccionamiento Santa Fe, en el poblado de Alpuyeca, Morelos, ingresan los secuestradores a la recamara principal en donde minutos después y al grito de “ESTO ES UN SECUESTRO” se llevan plagiado conduciendo su propio vehiculo al Ing. Jorge Coghland, exigían la enorme suma de tres millones de dólares por la vida del empresario, fue desde su teléfono móvil por donde la victima habló con sus familiares enterándolos de lo que estaba pasando y apurándolos a negociar con los hampones. Su hijo Jorge fue el encargado de dar la cara ante estos individuos.

Dos días después, el jueves 13 de Abril fue cuando se pagó el rescate por el Ing. Coghland, horas más tarde sería asesinado el comandante Darío Lugo Sánchez en esos momentos director de la policía judicial del estado, cuando en un enfrentamiento murió a manos supuestamente de los secuestradores y dando lugar a que llegara a sustituirlo uno de los personajes mas siniestros de la policía en nuestro estado: El comandante Martín Landa, a quien mucho se le señaló como auspiciador de lo ola de secuestros en esa época junto con Armando Martínez Salgado.

De la millonaria cantidad entregada nunca se supo nada, aparentemente fue el botín que los policías judiciales “cobraron” por el rescate del empresario.

Los detenidos fueron, Armando Acevedo Jiménez, Ricardo Arroyo Sánchez, Luis Arturo García Zapata, Martín Zapata Quiroz, Patricia Zapata de García y Luisa Jiménez Rodríguez. Mucho se habló entre la población que fueron utilizados por alguien de arriba para cometer el secuestro y que el chofer del entonces secretario de gobierno estaba involucrado en el ilicito.

Fueron sentenciados por el secuestro de Coghland y el homicidio de Darío Lugo, aunque dentro de la corporación policiaca siempre se supo que quien había atentado en contra de la vida del comandante Lugo, fue un agente de apellido Topete, al cual Martín Landa lo haría comandante a los pocos meses de llegar a la corporación como director.

Este fue el arranque de la ola de terror que vivimos los Morelenses en esos terribles años, el día especial para secuestrar a algunos de los empresarios era el jueves, ya todos preguntábamos: ¿y ahora quien está secuestrado?

Después secuestraron a la hijitas de Gustavo Cornejo, las nietas de Don Antonio Ortiz Mena, Miguel Herrera, Raymundo Rodríguez, Adolfo Deguer R., Ramón Tres Palacios, Toño Bustillos, Carlos Briceño, Cristi Turratti, Gerardo Cortina y más de cien personas que fueron privadas de su libertad.

Hubo abusos políticos en este movimiento ciudadano, esquiroles disfrazados de paladines de la democracia hicieron presencia en él contaminándolo innecesariamente, hay quien dice que el frente ciudadano Morelense fue el fontanero de Ernesto Zedillo, el cual le arregló la salida de un gobernante que no se la había jugado con él en las elecciones de 1994. El tiempo lo dirá y pondrá a cada quien en su lugar en la historia.

Lo que si debemos de cuidar es que esto no vuelva a nuestra tierra, tuvimos que unirnos como nunca para erradicar de una vez por todas a este flagelo de la sociedad, ojala y que nuestras autoridades tengan claro que una vez que en otras entidades federativas empiecen a presionar a estos malandrines, seguramente veremos en la nuestra el efecto cucaracha, es decir que buscarían otros sitios en donde poder hacer de las suyas.

Bien haría el ejecutivo estatal en promover un sitio especial en la bella Cuernavaca, en donde se erija un monumento que recuerde a todos los Morelenses esta lucha ciudadana triste pero ejemplar, tal vez un buen nombre sería: “La Plaza de la dignidad ciudadana”

Son ya diez años y parece que el monstruo quiere revivir, no lo permitamos.



JABONAZO

Dos personas fueron los oradores el día en donde se leyeron los resultados de la consulta ciudadana estatal sobre la permanencia de Jorge Carillo Olea como gobernador en el año de 1998 en la plaza de armas de Cuernavaca. Una bella señora de apellido De la Fuente Creel y un joven de apellido Adame Alemán. La primera es mi esposa y el segundo es el hijo de Mayela y Marco Adame.

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